jueves, 29 de enero de 2015

MI EXPERIENCIA CON UN NIÑO CON SÍNDROME DE ASPERGER

Hola amigos!!! Una semana más aquí estoy. Hoy me gustaría compartir con vosotros la experiencia que tuve en las prácticas con un alumno con Síndrome de Asperger. Fue una experiencia muy enriquecedora, ya que nunca había tenido la oportunidad de conocer a una persona con este síndrome.

Lo primero que me gustaría decir es que es un niño como cualquier otro, le gusta jugar, no le gusta mucho estudiar, le encanta ver la televisión y los dulces. Nunca hay que olvidarse de que no deja de ser un niño con unas características y necesidades propias, a las cuales se debe adaptar la respuesta educativa.

Al principio no confiaba mucho en mí, porque era nueva y su confianza te la tienes que ganar. Me la gané y los dos sentimos un gran cariño por el otro. El día de la despedida nos dimos un gran abrazo y dos besos y me dijo que me iba a echar mucho de menos. Casi se me caen las lagrimitas de los ojos.

Con él tenías que tener mucho cuidado con las expresiones que utilizabas, ya que si era alguna frase hecha o con doble sentido no las entendía. Una vez la PT que estaba con él le dijo que esa actividad la iba a hacer con los ojos cerrados, y el niño cerró los ojos y dijo que ya estaba preparado para hacerla. Yo le expliqué que era una expresión que significaba que lo iba a hacer muy rápido. 

Cuando no entendía algo y, si se lo explicabas varias veces y seguía sin entenderlo, le tenías que tranquilizar, ya que se ponía muy nervioso y se bloqueaba. Este niño tenía problemas de comprensión y de falta de vocabulario, por lo que en el área de Lengua y en la Resolución de Problemas tenía grandes dificultades. Era un niño muy bueno en Matemáticas, tenía un cálculo mental superior al de su clase. Pero debido a su contexto familiar no avanzaba muy rápido, ya que no recibe toda la estimulación que necesita.

También le costaba mucho reconocer sus estados de ánimo y decirme el porqué del estado que tuviera. Esto se debe a que con él solo estaban trabajando las áreas curriculares, dejando de lado las transversales. Esto puede ser negativo para el desarrollo personal y la interacción con los demás. 

Hay que saber adaptarse a cada niño, y eso se aprende a través de la práctica. Cada niño es diferente y, por tanto, necesita una respuesta educativa adaptada a él. Debemos estar en constante formación, ya que esta nos ayudará a estar actualizados y poder dar una mejor respuesta.

¡Hasta la semana que viene amigos!