Fomentar la lectura debe ser siempre uno de los objetivos principales de todas las personas que tienen la responsabilidad de educar a las nuevas generaciones. Docentes, bibliotecarios, escritores, profesionales de la animación sociocultural y también, cada vez más, padres y madres, se tienen que plantear cómo transmitir el interés por la lectura a los niños con más posibilidades de éxito para crear en ellos el hábito lector e iniciarles en el camino del aprendizaje autónomo: es decir, que sean capaces de aprender a aprender.
Creemos que una de las finalidades primordiales de la educación debe ser conseguir ciudadanos lectores. Sobre todo, porque sin la adquisición de esta habilidad privamos a las personas del conocimiento personal cívico y cultural necesario para moverse en la sociedad con autonomía consciente y libertad plena.
Esta idea debe ser compartida por toda la comunidad educativa y se debe concretar un plan de fomento a la lectura de centro que sea capaz de unificar estrategias, optimizar recursos y sistematizar acciones para obtener resultados más satisfactorios entre el alumnado del centro que incrementen los índices de lectura, favorezcan la comprensión lectora y que impliquen el aprendizaje de las competencias básicas, especialmente: La comunicación lingüística. El tratamiento de la información y la competencia digital. La competencia cultural y artística. La competencia para aprender a aprender.
Por tanto, queda muy claro que fomentar la lectura forma parte de las obligaciones profesionales de todo profesorado porque la adquisición del hábito de la lectura no responde a una evolución natural. Los niños y las niñas aprenden a leer porque alguien les enseña. Se trata de una adquisición que pertenece al ámbito cultural y que forma parte de un proceso más general de acceso al lenguaje. En consecuencia, es necesario un contexto social y familiar que estimule el aprendizaje.
Y esta es precisamente nuestra misión como docentes: facilitar al alumnado la adquisición del hábito de la lectura. En otras palabras: debemos ser mediadores y hacer de puente entre los libros y los niños, estimularlos y, sobre todo, orientarlos en las lecturas.