EL DELFÍN

DELFINOTERAPIA

Es la terapia en la cual se utilizan delfines. Los delfines y los niños se entienden bien. Autistas, paralíticos cerebrales o pequeños con síndrome de Down son los pacientes que más se benefician de la delfinoterapia, que nació en Estados Unidos en los años 50 y que actualmente se aplica en Tenerife por iniciativa de una asociación de padres de niños discapacitados físicos y psíquicos.

Dicen que los delfines son unos de los animales más inteligentes y así se constató en los primeros experimentos de delfinoterapia, que se realizaron en Estados Unidos durante los años 50. En la década siguiente, el psicólogo infantil Boris Levinson contribuyó a difundir los beneficios de las terapias con animales. Actualmente, la Asociación de Padres de Disminuidos Físicos y Psíquicos Oroval, constituida en 1990 en Tenerife, es la única que aplica la delfinoterapia en España, considerándola como una más de las líneas de trabajo que desarrolla, encaminadas a lograr la integración en el ámbito social y laboral de los niños.

 Una sesión de delfinoterapia dura 30-40 minutos, aunque depende de cómo esté el delfín: "Por ejemplo, no se puede trabajar muy bien con ellos cuando están en celo porque se ponen más nerviosos". Un tratamiento entero no tiene un límite predeterminado, sino que depende de las metas que se vayan consiguiendo. Además, surge un vínculo muy especial entre el niño y el delfín con el que realiza la terapia.

Durante la sesión, el animal, el niño y el monitor se interrelacionan "a través de un programa de trabajo que incluye juegos y movimientos distintos según se quiera trabajar, por ejemplo, el área motora o la sociabilidad. El entrenador se ocupa de relacionar al delfín con el niño entregándole objetos como pelotas o manguitos. En el caso de los autistas, se les muestran letras y palabras para que se relacionen con el animal. No es que el delfín haga nada espectacular, sino que es un mediador entre el monitor, el niño y el profesional que supervisa la terapia para lograr que el pequeño haga algo que en otra situación, por ejemplo en un frío despacho, no hace.